Conseguir ahorrar dinero mes a mes se está haciendo cada vez más difícil para los mexicanos, en especial cuando hablamos de montos importantes como los necesarios para cumplir con el sueño de la casa propia.
Por supuesto que las nuevas generaciones parecen no tener tan arraigado ese objetivo, pero también es real que muchos lo descartan por los obstáculos para lograrlo. Esto es lo que estaría reflejando la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) cuya última edición fue en 2020. Según dicho relevamiento, el 51.4 por ciento de los ciudadanos que viven en propiedades rentadas han declarado que el principal motivo de ello es por el hecho de “no tener acceso a crédito y no contar con los recursos necesarios” para acceder a la casa propia.
En cuanto a quienes viven en inmuebles de su propiedad -encontrándose la misma 100% pagada-, 57.1% de las personas se encuentran en dicha situación, contra el 61.4% reflejado en la ENVI de 2014. Esto nos indica que ha habido una reducción del 4.3% de población con vivienda propia.
Ahorros o financiamiento: las trabas para llegar al objetivo
Entonces, veamos qué alternativa tienen quienes están en la búsqueda de comprar una casa (o apartamento).
La primera opción que viene a la mente sería la más sencilla y práctica, pero muchas veces la menos disponible: utilizar los ahorros para concretar la inversión. Por supuesto que este modo de comprar una vivienda evita mayores trámites como el recurrir a préstamos -familiares o bancarios- pero también es cierto que son muy pocas las personas que cuentan con dicho capital para encarar una compra de tal magnitud.
De hecho, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF 2021) realizada por el Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (INEGI) junto con la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), muestra que los mexicanos tienen buena calificación con respecto al pago de deudas, pero poseen ciertos problemas cuando se trata de ahorrar para el futuro.
Según el estudio, 62.9% de las mujeres y 66.5% de los hombres prefieren gastar su dinero que ahorrarlo para el futuro.
La segunda alternativa más común es solicitar algún tipo de crédito para afrontar la compra, lo que implica comprometerse a la devolución mensual de dicho monto, probablemente por un par de años hasta saldar la deuda. Por lo general se suele acudir a los créditos hipotecarios para estas situaciones.
La cuestión primordial en este caso es lograr calificar y cumplir con el perfil que suelen requerir la mayoría de las instituciones bancarias para conceder dichos créditos. Generalmente se analiza la renta mensual que la persona o la familia recibe, si el solicitante cuenta con empleo formal o si cuenta con garantías para asegurar el pago.
También es importante que cada uno haga los cálculos necesarios para tener cierta certeza de que podrá afrontar el pago de las cuotas. Para ello se suele recomendar ingresar a un comparador de servicios financieros que detalla las distinta