La evangelización de la Nueva España, en cierto sentido, fue tan intensa como la Conquista de México. Las tareas de difusión de la doctrina católica en el Nuevo Mundo, obligo a los religiosos españoles a internarse en parajes lejanos, aislados y agrestes. Feroces tribus indígenas, reacias a integrarse al nuevo orden social, hacían doblemente complicada